Una marca que nació del caos... para hacer espacio a la calma
La primera vez que marqué algo fue por pura supervivencia doméstica: una lonchera que siempre se perdía (yo juraba que tenía patas), un termo que desaparecía día por medio como si fuera agente encubierto, y una media que decidió mudarse al misterioso universo donde habitan todas las medias perdidas del planeta. Era un caos pequeño… pero, hay que aceptarlo, los pequeños caos tienen un doctorado en cansarnos.
Recuerdo que un día marqué un cuaderno, luego un frasco, luego una prenda, después otra. Y ahí estaba yo, sin planearlo, inventando un sistema de calma casera, porque no les miento, se me hacía un caos completo y yo quería que todo se viera bonito (soy amante del orden mínimal). De pronto, todo lo que marcaba empezaba a quedarse en su lugar. Era como ponerle GPS emocional a cada cosa. En ese momento me di cuenta de que no eran solo etiquetas: eran respiros, claridad y una paz que no se imaginan. Era una manera de cuidar lo que quiero sin volverlo un drama.
Así nació Etiquette, no como una empresa, sino como una forma bonita de sobrevivir al caos de la vida real. Como decirle al universo: “mira, no puedo controlar todo… pero sí puedo marcar esta lonchera para que vuelva a casa, ¿ok?”.
Y desde entonces seguimos aquí, haciendo bonito lo cotidiano, ayudando a que los objetos encuentren su camino a casa… y a que tú encuentres un poquito más de calma entre tanto corre-corre.
