Hay historias que empiezan sin saber que serán historias.
La nuestra comenzó hace más de diez años con una lonchera desaparecida, un termo que jugaba a las escondidas y medias que parecían tener agenda propia. Sí… ese caos pequeñito, doméstico, cotidiano, que no mata a nadie… pero juepuchaaaa, cómo cansa.
Y un día pasó: marqué algo, no con intención de emprender, ni de crear una marca, ni de revolucionar el orden doméstico, simplemente marqué un cuaderno porque ya no tenía ganas de pelearme con la vida a las 6:40 de la mañana.
Y ahí arrancó todo.
Cuando una etiqueta cambia tu día
Marcar una lonchera no salvó el mundo…pero salvó mi mañana.
Marcar un frasco no resolvió la vida… pero me dio un respiro.
Y marcar una prenda le dio a mi familia ese mini–milagro de que las cosas vuelvan a casa sin drama.
No eran etiquetas solamente: eran claridad, eran calma, eran identidad. Eran una forma bonita de decir:“esto es mío, esto me importa.”
Sin planearlo, estaba construyendo un sistema de orden que funcionaba.
Y si funcionaba para mí… ¿por qué no para todas las mamás, familias y hogares que también vivían ese caos silencioso?
Así nació Etiquette. Primero como un parche, pero después como una solución, y hoy… como una marca sólida, confiable, establecida y amada, con más de 10 años acompañando a miles de personas a vivir más bonito y más fácil.
Marcando corazones (de verdad)
Hay una frase que repetimos en Etiquette porque es absolutamente real:
Marcamos de corazón.
Y cuando algo te marca de verdad… nunca se olvida.
Durante más de una década, hemos marcado más que cuadernos y uniformes. Hemos marcado historias familiares, rutinas mañaneras, despensas renovadas, mudanzas, viajes, puertas que se abren y cajones que por fin se ordenan.
Hemos visto niños reconocer su nombre con orgullo, mamás suspirar al encontrar todo etiquetado, y familias enteras descubrir que el orden, cuando es bonito, se siente como un abrazo.
Lo que no se ve: años construyendo facilidad
Detrás de cada etiqueta hay un equipo (y muchas tazas de café). Años enteros diseñando personajes, colores, tipografías, estilos. Horas que se vuelven días mejorando la web y la experiencia de personalización:
✔ para que elegir un diseño sea fácil,
✔ para que tu hijo se emocione reconociendo su nombre,
✔ para que los ponys voladores, los dinos, los cohetes y las sirenas tengan ese tono perfecto,
✔ para que cada clic te acerque a un hogar más liviano.
Tu tiempo es valioso.
Por eso trabajamos durante años para que la personalización sea rápida, intuitiva y bonita, sin complicaciones, sin estrés, sin revisar tres veces si lo escribiste bien (aunque sabemos que igual lo revisas… somos iguales 😉).
Hoy Somos más que etiquetas escolares (aunque las amamos 🫶)
Etiquette empezó en los cuadernos y las loncheras, sí, pero lo bonito de todo esto es que creció contigo.
Hoy somos calma para la cocina, claridad para el clóset, identidad para la ropa, y orden bonito para cada rincón del hogar.
Porque descubrimos algo poderoso:
Cuando todo está marcadito y en su lugar… el drama desaparece.
Es en serio, la despensa respira, los niños cuidan mejor sus cosas, el colegio se vuelve más fácil, y en la casa… bueno, hay menos peleas por “eso no es mío”.
Es mágico lo que una etiqueta puede evitar.
La evolución de Etiquette: calma que se pega
Hoy presentamos un nuevo Etiquette:
más consciente, más estético, más conectado contigo y tu hogar.
Un Etiquette que no solo marca cosas… marca momentos, marca paz, marca rutinas más suaves, marca ese aire bonito que ocurre cuando abres un cajón y todo está como debe estar.
Es calma que se pega, literal y emocionalmente.
¿Te gustaría ver de qué hablamos?, explorá nuestras etiquetas aquí:
Gracias por invitarnos a tus mañanas, tus rutinas, tus viajes, tus cajones, tus “¡ay no, ya se perdió!”.
Gracias por dejar que te acompañemos, por confiar en nuestro trabajo, por elegir calma en forma de etiqueta.
Este blog es para seguir construyendo juntos: más orden, más identidad, más bienestar cotidiano.Porque cuando algo te ayuda de verdad… te marca.
Y cuando algo te marca… se queda.
¡Chao pues!
